Desde los primeros pasos entre los viñedos de San Esteban de Gormaz, nuestra historia ha estado guiada por la luna, la tierra y el esfuerzo de una familia que ha hecho del vino su forma de vida. En Bodegas Lunas de Castromoro elaboramos cada botella con el mismo respeto con el que se trabajaban las cepas hace generaciones, combinando el conocimiento heredado con la sensibilidad de una enología moderna y cuidada. Nuestras vides crecen en tierras sorianas bañadas por el Duero, donde el clima extremo y los suelos calizos dan origen a uvas de carácter intenso, que expresan con sinceridad el alma de nuestra tierra. Cada vendimia es un acto de fe y de esperanza: recogemos el fruto de un año entero de trabajo y lo transformamos lentamente en vino, dejando que el tiempo y el silencio de la bodega hagan su parte. No corremos, no forzamos, no buscamos atajos; dejamos que la naturaleza marque su propio ritmo, porque creemos que el buen vino necesita calma, igual que las personas que lo disfrutan. Así nacen nuestros vinos, con cuerpo y alma, con la fuerza del sol de Castilla y la frescura de las noches de luna que dan nombre a nuestra bodega. En cada copa hay una historia, un paisaje y una emoción: el testimonio de una tradición viva que continúa mirando al futuro sin olvidar sus raíces.



